🧠 No escupamos datos (eso lo hace la IA). Intentemos comprenderlos.
Miremos qué hay detrás y si realmente tienen sentido.
Cuando trabajamos con encuestas o bases de datos, es fácil entrar en la vorágine:
todo es para ayer, hay mil tareas y lo importante parece ser entregar.
Pero hay que parar un momento.
Respirar.
Pensar.
No se trata solo de:
📥 descargar la base
🧹 limpiarla
⚖️ ponderar
📊 sacar tablas
🔁 y volver a empezar
Eso puede hacerlo una máquina.
Nuestro valor como investigadores o analistas está en entender.
Porque los datos, sin comprenderlos, no valen nada.
👉 Ejemplo real:
Según una encuesta, el porcentaje de personas que “nunca celebra Halloween” subió 8 puntos en un año.

A simple vista puede parecer interesante.
Pero si lo piensas dos segundos… no tiene sentido.
La categoría “nunca lo celebra” significa que esa persona jamás ha celebrado Halloween.
Por tanto, ese porcentaje solo puede mantenerse o bajar con el tiempo.
¿Por qué?
Porque si alguien del grupo “nunca”, lo celebra por primera vez, pasa a celebrarlo de forma “esporádica”.
Pero nadie que ya lo haya celebrado puede volver a “nunca”.
No hay retorno a ese grupo. 🚫
Entonces, ¿cómo puede crecer un 8% esa categoría en solo un año?
Algunas hipótesis:
🔹 Muestra pequeña con gran margen de error.
🔹 Cambio relevante en la distribución de la muestra.
🔹 Se reformuló la pregunta.
🔹 Se ha entendido “nunca” como “este año no”.
🔹 Variación de categorías.
A veces 15 minutos de reflexión valen más que una tarde entera de tablas.
Hay que pedir y hay que practicar el pensar los datos.
Desde los equipos y desde la dirección.
💗 Este oficio es precioso.
No lo convirtamos en un trabajo automático.
Los datos hay que analizarlos, pero sobre todo, hay que pensarlos.
Si quieres que te ayude con ello, me puedes escribir info@colmenadedatos.com